¿Qué es la prótesis de rodilla?
La prótesis de rodilla es la sustitución de la articulación de la rodilla, por una pieza sintética, a través de una cirugía. Esta sustitución se lleva acabo cuando la rodilla del paciente presenta un gran desgaste.
Se trata de un implante que permite recuperar la movilidad de la articulación. Este implante se coloca en la zona dañada, sustituyendo la función de la articulación de la rodilla, eliminando el dolor que pueda tener el paciente.
La prótesis de rodilla esta diseñada para imitar todas las características de una rodilla nativa, por lo que el paciente podrá recuperar la movilidad, la estabilidad y será capaz de apoyar el peso corporal sobre la articulación sin ningún problema, permitiéndole realizar las actividades de la vida diaria.
Síntomas por los que pueden implantarse las prótesis de rodilla
Los síntomas que llevan al paciente a la implantación de una prótesis de rodilla son principalmente dos:
- Dolor intenso en la articulación.
- Incapacidad de movimiento de la articulación.
El degaste que se produce en la articulación a o largo de los años puede ir provocando poco a poco dolores en las rodillas, llegando incluso a la incapacidad de movimiento de la articulación, lo que impide realizar actividades de la vida cotidiana con normalidad.
Causas de la implantación de una prótesis de rodilla
La principal causa que lleva al paciente a implantarse una prótesis de rodilla es la artrosis de rodilla.
La artrosis de rodilla es una enfermedad que afecta a 1 de cada 5 españoles. Normalmente a parece en personas de edades avanzadas. Esta afección va provocando poco a poco el deterioro de la articulación.
También hay otros factores que pueden producir daños en la articulación como algunas fracturas de rodilla que no se hayan conseguido recuperar correctamente, o los tumores óseos que aparecen en los huesos de la articulación.
¿Cómo se trabaja la rodilla tras una prótesis rodilla?
Tratamientos existentes
La implantación de las prótesis de rodilla se hacen a través de una operación quirúrgica. Esta intervención suele tener una duración de dos horas.
Consiste en retirar los cartílagos y huesos dañados de la articulación y sustituirlos por piezas artificiales. Estas piezas pueden colocarse en distintas lugares de la rodilla, bien sea en el extremo inferior del fémur, el extremos superior de la tibia, o en el lado posterior a la rotula.
Según el tipo de lesión que hay en la articulación, la prótesis pueden ser de dos tipos:
- Totales o tricompartimentales. En este caso se sustituye la articulación completa por una prótesis.
- Monocompartimentales. Este tipo de prótesis se coloca en los casos en los que solo hay una parte la articulación afectada, sustituyendo dicha parte de la articulación.
Tras la intervención el paciente debe seguir de forma muy estricta las recomendaciones del traumatólogo y del fisioterapeuta para conseguir una recuperación exitosa.
Para ello el fisioterapeuta diseñara una serie de ejercicios adaptados al paciente, con el objetivo de aumentar la fuerza de los músculos, corregir la inestabilidad y la deformidad de la articulación, y aliviar el dolor, para que el paciente recupere cuanto antes la función física.
A parte de estos tratamientos , el paciente puede seguir una serie de recomendaciones como llevar un calzado cómodo, evitar sobrecargar la articulación, no realizar actividades de riesgo que puedan dañar la operación, o colocar frío en la zona tras los ejercicios de rehabilitación.
Beneficios de nuestros tratamientos
- Aliviar el dolor en la articulación
- Aumentar la fuerza de los músculos de la rodilla
- Volver a realizar actividades de la vida cotidiana
- Mejorar considerablemente la movilidad de la articulación.